Y un día hice la mochila, solo llene un libro, un cuaderno
en blanco y una cámara fotográfica, algo así como para engañar al cerebro, me
subí a un avión y me fui a Bogotá, Colombia.
Todos sienten “mariposas” cuando se enamoran yo ciento esas
“mariposas” cuando subo a un avión y la mitad del viaje la pasó en el baño,
quitando esto, todo lo demás fue bueno.
Colombia es bonita y enamora, es de aquellas ciudad donde
aún puedes respirar cultura, y pese a que sus monedas que hicieron un lio mi
cabeza, me sobro algo de 20 000 mil pesos (que en realidad no es mucho) te
quedas con esa sensación extraña que pasan en los amores a segunda vista.
¡Qué bonita te ves!
Como sea, solo tienes que llegar al “Centro de la ciudad” o
lo que me dijeron que es el centro por
la Calle 19 (si sus vías son calles y carreras, es más fácil dicen ellos) y
seguir “de frente” hasta llegar al Paseo de las aguas, para subir por el
funicular al Cerro Monserrat y desde ahí ves toda la ciudad y lo bonita que es rodeada de sus cadenas
montañosas.
¡Puedo morir
tranquila!
¡Sí! y es que después de ver un Chagall, un Lacan y un Picasso original en el Museo Botero, sin
haberlo esperado y totalmente gratis, dan ganas de llorar y puedes pasar horas
y horas contemplando su belleza e intentado descifrar sus códigos sensoriales.
¡Es alucinantes! me quede casi tres horas por ahí.
Tienen muchos museos, algunos gratuitos y otros por los que
hay que pagar pero que valen la pena, los Bogotanos valoran mucho su cultura.
Candelaria, tradición
y modernidad
Por el Callejón del
embudo ingresas a La Candelaria,
un barrio muy tradicional y bohemio donde confluyen seres de todo el mundo, quienes
con guitarras y cigarros se ponen cantar cerca al Chorro de Quevedo, contando historias y anécdotas que no tienen
fin, con paredes pintadas con rabia ansiedad y mucha pasión.
Por amor al arte
Desde hace cuatro años, Bogotá ha implementado una política
cultural que llegue a toda la población agrupando a artistas callejeros,
profesionales y gestores culturales en un solo proyecto para transformar la
ciudad y hacerla más humana agotando
todas las posibilidades en eventos y espectáculos gratuitos.
¿Quién dice que no es posible cambiar una ciudad con la
cultura? Que visite Bogotá.