viernes, 20 de noviembre de 2015

Mi profesión:Cazadora de vampiros



Si, si ya sé no era  una profesión decente, pero al menos me dio de comer.

Imagina esta escena (claro, si tienes imaginación): Una lluvia intensa, las luces de la ciudad apagadas, de repente un grito agonizante se escucha en la calle, y por la esquina aparece una mujer, vestida de negro con una capa, corriendo muy veloz, pasa junto a ti y hace como si no existieras, pero te da una señal (y tú lentoooo, no entiendes) cuando volteas dos  hombres extraños están parados junto a ti.

Sus ojos brillan, te muestran sus colmillos, y tu “pavo” gritas vampirooooo ( tú que no creías en ellos y te reías cuando empezaste a leer esto) ahora están a punto de morderte el cuello  y te garantizo que no te transformaran (porque hace tiempo se dieron cuenta que los humanos son más imbéciles que antes), solo beberán tu sangre  y se marcharan  pero cuando están a punto de hacerlo, la misma mujer los eliminara.

Pero esos tiempos no volverán.

Nos estamos quedando sin trabajo, los vampiros están desapareciendo, la estupidez humana los está matando, ahora unos vampiritos metrosexuales que brillan cuando salen al sol y se enamoran de adolescentes con problemas de autoestimas, son el boom.

Atrás quedaron las batallas con las cruces de plata, el agua bendita y los rayos del sol, ahora solo pelean por el gel y mascarillas de barro.
   
¡Los humanos son una plaga! 

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Todo menos morir

Mi primer amor se iba de mí espantada de mi socialismo y mi tontería. “No vayan a ser todo socialistas…” y ella se prometió darse al primer cristiano viejo que pasara, aunque éste no llegara a los doce años. Sólo ya, me desperté de los problemas sumos y me enamoré verdaderamente de mi primer amor. Sentí  una necesidad agónica, toxicomaníaca, de  inhala, hasta reventarme los pulmones, el olor de ella: olor de escuelita, de tinta china, de encierro, de sol en el patio, de papel del estado, de anilina, de tocuyo vestido a flor de piel  - olor de la tinta china, flaco y negro- casi un tiralíneas de ébano, fantasma de vacaciones… Y esto era mi primer amor.

La casa de cartón  - Martín Adán


Ojalá todo pudiésemos hablar así de nuestro primer amor, como lo hace Martín Adán, no en vano es considerado uno de los principales representantes de la vanguardia latinoamericana. Y  quien no leyó La Casa de Cartón, pues que empiece ya. 

Personajes con bigotes, palabras diversas, señoras y señores, caballitos de madera, aves y palomas, estrellas y demás cuerpos celestes son las imágenes que conviven junto a los apuntes y versos de Martín Adán, en la exposición de su obra denominada  “Todo menos morir” que por estos días se presenta en la Casa de la Literatura. 



Y sus dibujos


jueves, 12 de noviembre de 2015

¡Busca a la Vetusta Morla!

A puesto que existe alguien más a parte de mí,  que pensó que Falcor (el dragón blanco de la película La Historia sin fin) era un perro, ¡sí! un perro grande (se parece mucho, al menos la cara) y que toda la película no entendía porque volaba, hasta que leí el libro. 



Pues bien Fújur (nombre en el libro)  es un dragón blanco de la suerte, criatura del aire y del buen tiempo en Fantasía, que ayuda a Atreyu después de que su caballo  Ártax muere (capítulo en el que termine llorando)  a buscar la cura para la emperatriz infantil.

La historia interminable de Michael Ende, tiene personajes como la Vetusta Morla la vieja  y sabia tortuga, que le dice algo muy cierto, sino lean el siguiente extracto.

La Morla lo miró fijamente con sus ojos enormes y vacíos.
  • No tenemos nada en contra, ¿verdad, vieja? gorgoteó
  • Moriremos todos! -gritó Atreyu-. ¡Todos!
  • Mira, pequeño -respondió la Morla-, ¿qué nos importa? Nada tiene importancia ya para nosotras. Todo da lo mismo, exactamente lo mismo.
  • ¡También tú serás aniquilada, Morla! -gritó Atreyu furioso-. ¡También tú! ¿o es que crees que, por ser tan vieja, sobrevivirás a fantasía?
  •  Mira -gorgoteó la Morla-: somos viejas, pequeño, demasiado viejas y hemos vivido bastante. Hemos vivido demasiado. Para quien sabe tanto como nosotras nada es importante ya. Todo se repite eternamente: el día y la noche, el verano y el invierno..., el mundo está vacío y no tiene sentido. Todo se mueve en círculos. Lo que aparece debe desaparecer, y lo que nace debe morir. Todo pasa: el bien y el mal, la estupidez y la sabiduría, la belleza y la fealdad. Todo está vacío. Nada es verdad. Nada es importante.
Atreyu no supo qué responder. La mirada gigantesca, oscura y vacía de la Vetusta Morla paralizaba su mente. Al cabo de un rato la oyó hablar de nuevo:
  • Eres muy joven, pequeño. Nosotras somos viejas. Si fueras tan viejo como nosotras sabrías que no hay nada más que tristeza. Mira: ¿por qué no hemos de morir tú, yo, la Emperatriz Infantil, todos, todos? Todo es sólo una apariencia, un juego en la Nada. Todo da exactamente lo mismo. Déjanos en paz, pequeño, y vete.
Atreyu recurrió a toda su fuerza de voluntad para contrarrestar el entumecimiento que le producía la mirada de la Vetusta Morla.
  • Si tanto sabes -dijo-, también sabrás en qué consiste la enfermedad de la Emperatriz Infantil y si hay para ella remedio.
  •  Lo sabemos, ¿verdad, vieja? Lo sabemos -resolló la Morla-, pero da lo mismo que ella se salve o no. Por lo tanto, ¿por qué tendríamos que decírtelo?
  •  Si realmente te da lo mismo -la apremió Atreyu-, también podrías decírmelo.
  •  Podríamos también, vieja, ¿verdad? -gruñó la Morla-. Pero no tenemos ganas.
  •  Entonces -exclamó Atreyu- no es verdad que todo te dé lo mismo. ¡Ni siquiera tú crees  lo que dices!

martes, 10 de noviembre de 2015

Mi romance con el chico japonés


Lo nuestro duro lo que dura una noche de principios de noviembre, con frío y soledad, en una estación de tren, con música de fondo y el cuarto de un hotel, Alphaville.

Fue trágico el final, y aunque me advirtieron que era adictivo, no me importo. Es como dicen cuanto más prohibido está más atrayente es ¡qué drama!

El hecho es que conocí a Murakami por Sputnik, y como quien no quiere, continúe sutilmente, me decepcione y volví a engancharme, algo parecido típico síndrome adolescente ¡otra vez…!

Al final después de horas y tiempo invertido puedo decir que me quedo con After Dark, la idea de ver a la hermana de Mari en la televisión y después dentro de ella, (es raro, creo que tengo cierto fetichismo  por espiar a la gente) y no saber qué libro lee Midori me obsesiona ¡es genial! Es algo así como el guion de una extraña película en la que eres el director. Pero Tokio Blues, la que dicen su obra maestra me desespera, Naoko es insufrible y Toru Watanabe, bueno da ganas de matarlo, creo que Midori, es la que salva la historia
.
Al Sur de la Frontera al Oeste del Sol marco el final, PERO creo que por ahora lo dejamos en puntos suspensivos, aún me queda los gatos de Kafka en la orilla.

¡Los murakanianos me odiaran! 

lunes, 2 de noviembre de 2015

Los calzones de las vecinitas


Lo curioso de vivir en un edificio donde la mayoría son mujeres y compartir la lavandería con ellas, es que de vez en cuando (por no decir todas las semanas) encuentras el tendedero lleno de calzones de todo tipo, tamaño y color.

 Y ahora hay desde los que parecen pasadores, hasta los que usaban nuestras abuelitas.

Con la mudanza de la última vecinita está colección de “bombachitos” de colores claros ha pasado a ser hilos casi transparentes, de animal print con varios agujeros, y me pregunto ¿para qué servirán?

Los míos son intermedios (aunque a veces parezco fresita)

No es que sea  morbosa, pero es inevitable no verlos y tú que te crees sexy usando calzones con lacitos rosa. Ellas están a otro nivel o al menos eso parece. No creo que tus calzones digan qué tipo de chica eres (¿o sí?) pero me he figurado algunas ideas (no malas claro está) quizá simplemente sea cuestión de gustos o costumbres.