martes, 10 de noviembre de 2015

Mi romance con el chico japonés


Lo nuestro duro lo que dura una noche de principios de noviembre, con frío y soledad, en una estación de tren, con música de fondo y el cuarto de un hotel, Alphaville.

Fue trágico el final, y aunque me advirtieron que era adictivo, no me importo. Es como dicen cuanto más prohibido está más atrayente es ¡qué drama!

El hecho es que conocí a Murakami por Sputnik, y como quien no quiere, continúe sutilmente, me decepcione y volví a engancharme, algo parecido típico síndrome adolescente ¡otra vez…!

Al final después de horas y tiempo invertido puedo decir que me quedo con After Dark, la idea de ver a la hermana de Mari en la televisión y después dentro de ella, (es raro, creo que tengo cierto fetichismo  por espiar a la gente) y no saber qué libro lee Midori me obsesiona ¡es genial! Es algo así como el guion de una extraña película en la que eres el director. Pero Tokio Blues, la que dicen su obra maestra me desespera, Naoko es insufrible y Toru Watanabe, bueno da ganas de matarlo, creo que Midori, es la que salva la historia
.
Al Sur de la Frontera al Oeste del Sol marco el final, PERO creo que por ahora lo dejamos en puntos suspensivos, aún me queda los gatos de Kafka en la orilla.

¡Los murakanianos me odiaran! 

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