En estos tiempos casi apocalípticos, que los zombis se
enamoran, los vampiros brillan y Lady Gaga gana premios a mejor actriz, mientras
sigue la discusión sobre si Jack podía salvarse en el naufragio del Titanic o
no; ir al cine se ha convertido en un acto casi
heroico porque por más que te consideres
un cinéfilo puedes sucumbir a la publicidad (engañosa) y lo que prometía ser una sinfonía de suspenso y tortura simplemente es una pelea entre Barney
y los Teletubbies.
Lo reconozco (ustedes deberían hacer lo mismo) soy de las personas que disfruta viendo
películas de terror, donde al final todos mueren o los protagonistas son
torturados hasta el grado que se te
escarapela la piel y dices "¡mierda! que estaba pensando el director"o un tipo
malformado desolla a una adolescente con un machete oxidado o un trío de enmascarados tortura a una
familia hasta que los desagües se
atasquen con su sangre o una secta secuestre chicas para que lleguen a la transfiguración por medio del más
terrible dolor.
El punto es, ahora cada vez es más difícil encontrar una
buena película en cartelera ya sea de cualquier género, con esto de “dale al
público lo que le gusta” puedes ver en
siete salas distintas la misma película y en todos los horarios. Si por ahí
tienes suerte o los planetas están alineados y encuentras LA PELÍCULA, las personas en la sala hace méritos para que pidas que ocupen el lugar de Bruce Willis en
Armagedón (al menos algo bueno harían por la humanidad) porque entre el concurso
de rumiantes que se instala con sus palomitas de maíz, el sonido de los celulares,
los lloriqueos de algún niño, la
parejita “romántica” que se sienta detrás de ti y los doblajes mal hechos, ver la película es una hazaña monumental.
Por eso en estos tiempos violentos, donde tánatos anda suelto y tu
subconsciente se encuentra bajo la
influencia de David Lynch, Michael Haneke, Wes Anderson o David Finsher, es
mejor ir al cine con una camisa de fuerza, porque puedes terminar siendo el
protagonista de una de las escenas más truculentas del cine de terror. Pero
mejor que sea solo un sueño, total Freud
dice que el sueño es el único lugar donde existimos libres de censura
y eso creo que nos hace sentir bien.
Así que ¡átenme! porque la vida es tan corta y hay mucho
cine que ver.
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