martes, 8 de marzo de 2016

Ata a tu psicópata interior y ve al cine

En estos tiempos casi apocalípticos, que los zombis se enamoran, los vampiros brillan y Lady Gaga gana premios a mejor actriz, mientras sigue la discusión sobre si Jack podía salvarse en el naufragio del Titanic o no;  ir al cine se ha convertido en un acto casi heroico  porque por más que te consideres un cinéfilo puedes sucumbir a la publicidad (engañosa) y lo que prometía ser una sinfonía de suspenso y tortura simplemente es una pelea entre Barney y los Teletubbies.

Lo reconozco (ustedes deberían hacer lo mismo)  soy de las personas que disfruta viendo películas de terror, donde al final todos mueren o los protagonistas son torturados hasta el grado que se te escarapela la piel y dices "¡mierda! que estaba pensando el director"o un tipo malformado desolla a una adolescente con un machete oxidado  o un trío de enmascarados tortura a una familia  hasta que los desagües se atasquen con su sangre o una secta secuestre chicas para que lleguen a la transfiguración por medio del más terrible dolor.


El punto es, ahora cada vez es más difícil encontrar una buena película en cartelera ya sea de cualquier género, con esto de “dale al público lo que le gusta” puedes ver en siete salas distintas la misma película y en todos los horarios. Si por ahí tienes suerte o los planetas están alineados y encuentras LA PELÍCULA, las personas en la sala hace méritos para que pidas que ocupen el lugar de Bruce Willis en Armagedón (al menos algo bueno harían por la humanidad) porque entre el concurso de rumiantes que se instala con sus palomitas de maíz, el sonido de los celulares, los lloriqueos de algún niño, la parejita “romántica” que se sienta detrás de ti y los doblajes mal hechos, ver la película es una hazaña monumental. 

Por eso en estos tiempos violentos, donde tánatos anda suelto y tu subconsciente se encuentra  bajo la influencia de David Lynch, Michael Haneke, Wes Anderson o David Finsher, es mejor ir al cine con una camisa de fuerza, porque puedes terminar siendo el protagonista de una de las escenas más truculentas del cine de terror. Pero mejor que sea solo un sueño,  total Freud dice que el sueño es el único lugar donde existimos libres de censura  y eso creo que nos hace sentir bien. 

Así que ¡átenme! porque la vida es tan corta y hay mucho cine que ver.

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