jueves, 24 de septiembre de 2015

Viviendo con el enemigo



¡Odio los gatos! pero por casualidad o “castigo divino”  vivo con uno, y pese a nuestras diferencias sustanciales y existenciales, habitamos en  10  metros cuadrados, desde hace ya un buen tiempo.

Dicen “Dios los crea y ellos se juntan”  este caso fue algo así como “nos encontramos” yo insisto en que él vino detrás cuando empecé a correr, pero lo niega rotundamente aduciendo que estaba haciendo ejercicios diarios ¡mentira! Lo único que hace es dormir, ver películas y comer, cualquier cosa que demande actividad física le repele.

He intentado deshacerme de él, pero siempre vuelve, o por la puerta o la ventana, pero ahí está, se mofa de su independencia pero pide que le de comida, a veces lo hago y a veces no, lo confieso no soy buena personas, pero él tampoco es un buen gato.

Habla demasiado y de todo, nunca se calla y sus conversaciones con el osito de felpa no le hacen bien, aunque últimamente se le ha dado por desvariar y dice que en el palomar frente a la ventana un cuervo ha comenzado a hablar.  


Lo nuestro es supervivencia y  en este proceso de adaptación uno de los dos quedará, estoy segura que seré yo, porque yo si soy real y él ¡Noooo! o ¿sí? 

Ilustración: Yayo Espinoza

No hay comentarios.:

Publicar un comentario