viernes, 2 de octubre de 2015

Desastre animal


Mis años de adolescencia llegaron con mis desvaríos hormonales y también psicológico, todos se preocupaban por mí, pero yo estaba bien ¡Lo aseguro! 

Es normal ¿no? que una  adolescente gaste su tiempo obsesionada con el cine de Wes Anderson David Lynch y Alfresd Hitchcock, que su deseo de cumpleaños sea QUE NADIE LE HABLE, empiece a leer “Asi habló Zaratrusta” y de vez en cuando despierte pensando que es un insecto.

Creo que ¡No! Asi que como toda persona normal que soluciona sus problemas,  tuve que ir con la psicóloga, y por más que me negué una bolsa de ositos de goma me hizo decir que si ¿tan poco valía mi dignidad?

¡Fue raro! No pude escapar, no estaba dispuesta a contarle nada a una mujer que apenas conocía y menos que se mostraba amable y dispuesta escuchar ¡Mentí! Pero mi dibujo me delato, sin piso, sin sonrisa y casi sin ojos (caso clínico)

Dijo que debíamos “trabajar mi autoestima”, buscar que sociabilice  y me mando a un grupo de esos que se forman para todo, así como el whatsapp, el mío era algo así como “Los chicos y la adolescencia” ¡QUE  SÚTIL!


Nuestras reuniones eran clandestinas, 5 chicos los jueves por la tarde nos reuníamos en los recónditos pasadizos del hospital general a debatir e idear como conquistar el mundo, ESO IMAGINE pero ¡NOOOOOO! Éramos 5 chicos  “con problemas” una chica gordita pero muy bonita acomplejada con su peso pero ahora es modelo, un chico emo con sus polos estampados que más parecía un Winnie the  Pooh malo y dos gemelos  que querían ser diferentes. 

Dure poco más de dos sesiones ¡Yo estaba bien! de hecho "soy normal" así como esta tarde que le cuento mis problemas existenciales a un gato. 

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